viernes, 16 de mayo de 2008

EL COMPOSITOR NO SE DETIENE

Se terminó la sequía inspirativa, otra vez la máquina empezó a funcionar y el proceso de creación da sus frutos... ¡y qué frutos!. Hay momentos y sucesos que a uno lo empujan a dar rienda suelta a la inventiva, a lo sensorial, al sentimiento puesto en cada palabra, y casi siempre salen del corazón cosas muy profundas que uno esconde hasta que encuentra el momento de decirlas y sobre todo si se trata de darle todo el aliento y el apoyo a los afectos en los momentos difíciles que la vida pone como prueba. Esos son los momentos donde salen a relucir los amigos de verdad como salvavidas para quien los necesita, a lo sumo un amigo puede dar una opinión sobre determinado tema, pero no va a hacerte dar marcha atrás en la decisión tomada, y menos si está ya es una decisión firme.
Pero este texto no trata de la amistad, o tal vez sí, porque si la máquina se reactivó fue gracias a la intervención de una gran amiga con la cual tuve sendas conversaciones que me marcaron cada una de diferentes maneras, pero que ambas desembocaron en diversos textos que fui escribiendo gracias a que la luz volvió a encenderse luego de un tiempo de prolongada oscuridad. Todo tiene un ¿por qué?, un ¿para qué? y un ¿para quién? y, lógicamente, mis textos también tienen todos esos ingredientes, sobre todo un ¿para quién? y un ¿por qué?.
Voy a culminar este texto hablándote a vos, porque hagas lo que hagas, esté bien o no, esté de acuerdo o no, no soy quien para juzgarte, podré darte una opinión, pero de ahí a hacerte cambiar de paracer, me parece que ahí llevo las de perder, pero no me importa, porque (como ya dije), hagas lo que hagas, eso no te hace mejor o peor persona, y por eso yo no te voy a querer más o menos, sino que voy a acompañarte en cada una de las cosas que decidas, en la medida que pueda y que me dé el cuero.

Dice Andrés Calamaro: "El compositor no se detiene"

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